jueves, 28 de febrero de 2019

Las muelas


Mi primera visita al dentista fue a los 14, me costó mi primera muela y un dolor para no olvidar, en aquellos años las anestesias dejaban mucho que desear, tampoco era muy común intentar salvar las piezas.

La segunda visita fue pocos años mas tarde,  tenía un dolor agudo en una muela, recuerdo que era un día de agosto de esos  de 40º a la sombra.
Caminé por una calle céntrica, leyendo las placas de los portales, hasta que tropecé con la primera que ponía “odontólogo”, de vacaciones, así ocurrió con otros dos, por fin encontré uno trabajando, subí  los tres pisos sin ascensor y llame al timbre, me pasaron a una sala de espera donde había  nueve penitentes delante de mi, que fueron pasando por riguroso turno, los fui viendo salir a todos, algunos iban con la cara desencajada.

 Hora y cuarto después,  cuando ya me estaba arrepintiendo, me pasaron a la sala de torturas. y mi segunda muela a hacer puñetas, 4000 pelas del ala, a la talega del galeno, ni factura ni recibo, negocio redondo, (mi sueldo eran once mil pesetas al mes), mientras bajaba las escaleras se me ocurrió hacer la multiplicación 4000x10 = 40.000 pesetas, en solo hora y media de trabajo, seguramente de ahí proviene el dicho “hacer el agosto” .

Según pasaban los años perdí algunas muelas mas, como no eran alarmantes para la estética, lo dejé estar. Pero cumplidos los sesenta, me di cuenta que mi boca pedía a gritos una gran inversión,  por lo que decidí acudir a una clínica dental, era una de las muchas que habían abierto en los últimos tiempos. El licenciado según me reconocía, movía la cabeza de lado a lado, yo ya  me temía lo peor, al fin dijo: -esto está muy mal-

El mal eran unos 18.000 €, preocupado llegue a casa donde hice algunos números, pero con una pensión modesta y quinientos de alquiler, no había nada que rascar, pensé pedir un crédito, pero si pagaba el préstamo, no tendría para comprar comida,  para que quería entonces los piños.

Tras una caja de antibióticos, fui nuevamente a la clínica para hacerme varias extracciones, dos muelas se resistían, con ellas se ganó bien el jornal, diez minutos tirando a lo bestia, mientras yo me iba acordando de buena parte de su familia.
 

Nada mas llegar a casa me mire en el espejo, tenia la boca peor que el desdentao de cornilandia. aquella misma tarde  me acerqué a una gran superficie y me compré una batidora de tres velocidades.

Los purés están buenos pero son un poco cansinos, pero estoy contento, como no puedo comer carnes puedo  ahorrar un poco, así dentro de unos diez años tendré mis piños nuevos,  el problema es que tendré mas de 70 y  quizás ya no tenga apetito.

miércoles, 20 de febrero de 2019

Perros



Cuando éramos niños nos decían en tono de humor que los perros levantaban la pata para orinar, porque a uno se la había caído una pared encima.
El levantar la pata al orinar es un acto reflejo, que hacen para eliminar olores de otros perros que lo hicieron anteriormente. Lo hacen en las esquinas, postes o plantas para dejar marcado el territorio
Muchos inquilinos de casas de planta baja, sobre todo en los pueblos, están hartos de los olores que dejan los perros y  colocan garrafas de agua en las esquinas para que los perros no orinen.


viernes, 15 de febrero de 2019

Otra vez las urnas.


La moción de cesura nos ha traído hasta aquí, han transcurrido tan solo ocho meses desde el pasado Junio que prometió su cargo el presidente  Pedro Sánchez.
Personalmente tenía alguna esperanza de que bajara un poco la tensión  política, pero cuando escuché las primeras medidas del nuevo gobierno, como reavivar la memoria histórica y ofrecer dialogo sin ninguna limitación  a los independentistas, sabía que la hostilidad política estaba nuevamente garantizada.

Hoy Pedro Sánchez ha convocado a la prensa para dar el primer mitin electoral, antes de comunicar la nueva fecha electoral.

Hacer coincidir las elecciones podía suponer mas de cien millones de ahorro al estado, pero al presidente socialista parece que le interesa mas el posible beneficio electoral de su partido que el ahorro a las arcas del estado. De este modo no hay ahorro, además de producir hartazgo  a los votantes que tendremos que acudir a las urnas dos veces en menos de 30 días.

martes, 5 de febrero de 2019

Nuestro amigo Rufo.


En la década de los años sesenta del pasado siglo fueron muchos los trabajadores que emigraron a Europa buscando una vida mejor. 
A los mas jóvenes les costaba mas abandonar España y se iban a la costa o a las islas a trabajar los veranos en hostelería.
Nuestro amigo Rufo tenía  mas inquietudes que nosotros y lo tenía muy claro, quería salir del pueblo y conocer otros lugares,  un día nos comentó que se iría a trabajar a la costa, no quería pasar toda la vida trabajando en el campo.

Y lo hizo, una vez terminado el servicio militar, se fue a una población costera a trabajar, desde allí nos contaba  en una carta que lo estaba pasando mal, llevaba quince días y no había encontrado trabajo, estaba muy desanimado, llegando a pensar que quizás tendría que volver al pueblo.

En la carta siguiente, nos decía que había comenzado a trabajar sirviendo las mesas en una terraza de una cafetería, que el sueldo no era para tirar cohetes, pero las propinas lo hacían bueno, aunque el trabajo era muy intenso. 

Pasaron varios meses sin tener noticias de Rufo, hasta que un día nos sorprendió con una invitación  a su boda, enseguida nos reunimos para comentar la noticia, llegando a pensar si sería de  "penalty", dado el poco tiempo transcurrido.

Llegado el día, los tres amigos en el cuatro latas de Manolo nos presentamos en a la boda,  cuando llegamos a la iglesia observamos que todos iban de “tiros largos” en ese momento nos dimos cuenta que a nuestro amigo se le habían solucionado sus problemas.

El banquete fue en uno de los mejores locales de la ciudad, con un esplendido menú. Allí fue donde pudimos confirmar que nuestro amigo había elegido buena compañera, una joven guapa y al parecer de muy buena familia.

Cuando terminaba el banquete,  Rufo se acercó a nuestra mesa, nos contó que había conocido a su novia en la terraza donde trabajaba y en dos meses estaban viviendo juntos, también nos dijo que su padre era un importante empresario de la ciudad.

Pocos meses después Rufo llegó al pueblo con su mujer a visitar a sus padres, sentimos un poco de envidia sana, cuando aparcó su lujoso todo terreno y bajó a saludarnos, no parecía nuestro amigo Rufo, el cambio de atuendo era notorio, llegamos a pensar que habíamos perdido un amigo, pero no fue así, han pasado los años y seguimos teniendo. una verdadera amistad. 

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.... o quizás no.