La crisis ha dejado unas consecuencias lamentables, son muchas las familias que perdieron su
vivienda, su calidad de vida, incluso su dignidad, fueron casi diez años durísimos, donde hemos
sufrido la peor crisis de nuestra historia contemporanea.
Los
trabajadores - que a sus cincuenta años perdieron su empleo y sus esperanzas
futuras, en muchos casos esta circunstancia fue la causa de la fractura de muchas parejas.
Los
jóvenes - que terminaron la carrera y han tenido que colocarse en trabajos que
nada tienen que ver con sus estudios, algunos optaron por emigrar, otros muchos
a sus treinta años aun no consiguieron su primer empleo.
Los
abuelos - después de la dureza de la vida en unos tiempos difíciles, han
tenido que cargar con la responsabilidad de mantener nuevamente a hijos y
nietos, en muchos casos con una pensión miserable.
Los
políticos – unos que no supieron ver venir la debacle, otros que intentaron capear el temporal y por último la nueva casta política intentando
sacar rédito de la desgracia, ofreciendo
la panacea a cambio de votos para vivir
de la política.