A veces nos hemos encontrado
con los agricultores frente al Ministerio, alguna vez con tractores incluidos.
Los ciudadanos que padecemos el atasco, no pensamos en las injusticias que
sufren estos campesinos y el poco caso
que les hacen.
Cuando salimos de la ciudad
y nos introducimos en esos pueblos de la España interior, vemos a esas gentes en sus
labores agrícolas y nos creemos que
tienen mucha suerte por vivir en el campo, cuando los que
en verdad disfrutamos del campo y de la naturaleza somos nosotros, los que vamos a pasar un día o una semana.
Los agricultores, sobre todo los modestos, saben muy bien lo que
cuesta producir esos alimentos que habitualmente compramos en los
supermercados, sin darle mayor importancia.
La mayoría de los consumidores desconoce el proceso que
llevan los productos del campo desde la tierra hasta nuestra
bolsa de la compra.
Un agricultor prepara la tierra, la abona, la siembra, la
riega, recoge el producto y finalmente
lo traslada al mayorista. Durante el proceso sufre las inclemencias del
tiempo, el frío, el calor, la lluvia. además un trabajo que en muchas ocasiones
llega a ser penoso, como ocurre con la recogida del producto. También ocurre
con frecuencia que su trabajo termina siendo estéril, por heladas, tormentas o granizo,
llegando a perder cosechas enteras.
Pues bien, casi todo lo que
ocurre en la cadena desde la tierra hasta el consumidor es un misterio, tiene que haber algún intermediario
que vive lujosamente a costa del sudor ajeno. Es inadmisible que los productos del campo mas comunes como la
patata o el tomate dupliquen o tripliquen su precio desde el productor hasta el
consumidor, productos por los que el agricultor
percibe 0,12 céntimos por kilo y los consumidores pagamos 1,20, como ocurre con la patata.
Casi nadie hace caso a los trabajadores del campo, son los grandes olvidados, los jóvenes huyen a las ciudades buscando una vida mas digna y menos sacrificada.
A ver si el nuevo gobierno ayuda a los
pequeños y medianos agricultores a crear cooperativas para evitar tantos abusos, ganaríamos todos, (menos los vividores).