domingo, 29 de noviembre de 2020

El autobús


 

En los años 70 los pueblos de la periferia en Madrid se convirtieron en pequeñas ciudades dormitorio, en una de estas  poblaciones en hora punta los autobuses se llenaban y los viajeros que subían en las últimas paradas de la localidad tenían que ir de pie durante una hora que duraba el trayecto,  aquellos viajeros  estaban tan hartos que decidieron dejar de pagar el billete cuando tenían que ir de pie. Los conductores al principio les reclamaban el importe del billete, pero lo único que recibían era una gran bronca de todos los viajeros y desistían en el intento.

 Dejar de pagar el billete cuando iban de pie se había convertido en algo habitual, llegando a ser frecuente la picaresca, algunos viajeros que vivían junto a las primeras paradas, iban andando hacia las últimas para viajar todos los días  gratis a la capital.

 Se llegó a comentar que una mañana habían arrojado del autobús a un inspector de línea que quiso cobrar los billetes a los que iban de pie.

 Un día un conductor antes de salir a la carretera paró el motor  y dijo a viva voz  ¡hasta que no me abonen el billete todos los que van de pie no salgo de esta parada!  No había pasado un minuto cuando los viajeros comenzaron a abroncar al conductor.

 Cuando llevaban cinco minutos parados la bronca y los insultos tomaban un cariz violento y amenazante, En ese momento un pasajero se acerco al conductor y con voz grave le dijo  ¡Usted sabe que la legislación no permite que vaya ningún viajero de pié en carretera, por tanto usted es el responsable por dejar subir mas viajeros cuando están todos los asientos ocupados, ponga usted en marcha el autobús y evite males mayores - el conductor ya no rechistó, arrancó el autobús y se dirigió a la carretera.

Pasados los años  el problema continuó, los autobuses seguían con muchos viajeros de pié, iban incómodos, pero seguían viajando de gorra. Según parece a la empresa le tenía mas cuenta llevar algunos viajeros gratis, que aumentar el número de autobuses.

lunes, 16 de noviembre de 2020

El Conquistador de Mongolia


Hace unos días emitieron por una cadena de televisión la película “El conquistador de Mongolia“  Cuando la vi anunciada, enseguida recordé la leyenda  sobre la desgracia que sufrieron muchos participantes en el rodaje, incluido John Wayne su protagonista principal.

La película se rodó en 1956  en el estado de Utah a 200 Kilómetros del desierto de Nevada donde se habían realizado varias pruebas nucleares. La película costó seis millones de dólares de aquellos años, un rodaje costosísimo para una película que fue un enorme fracaso. 

Al parecer intervinieron unas doscientas personas en el rodaje, se cree  que mas de la mitad contrajeron algún tipo de cáncer. Según la leyenda el polvo radiactivo  del desierto fue la causa del cáncer que contrajeron actores, extras y figurantes que fallecieron en las décadas  siguientes al rodaje

 

lunes, 9 de noviembre de 2020

Madrid.

No está muy clara la procedencia del refrán  popular  "de Madrid al cielo"  algunas fuentes indican que se conoció  a raíz  de las reformas que el Rey Carlos III hizo en la capital  Se dice que el monarca fue "el mejor alcalde de Madrid". En aquellos años  la suciedad y los malos olores eran insoportables, el monarca   modernizó la ciudad dotándola de alcantarillado y adoquinando las calles mas céntricas.

Madrid siempre ha sido una ciudad acogedora donde todos los que llegan son bienvenidos, los que vinimos hace muchos años damos buena fe de ello, en poco tiempo te sientes integrado, no hay discriminación, tampoco exigen ningún certificado, raza ideología o idioma.

Independientemente de la buena acogida, la vida en la gran urbe tiene sus ventajas y sus inconvenientes, hay mas facilidad para encontrar trabajo, buenos servicios, colegios para los peques, hospitales y  mejores infraestructuras. por contra las distancias al trabajo, el trafico, la carestía de la vivienda y la alimentación. En los pueblos la vida es mas  tranquila, mas sociable, con menos gastos y la naturaleza al alcance de la mano.

Antes de la pandemia me gustaba ir  a pasear por el centro de la capital, algo que ahora echo de menos, los medios de transporte son muy buenos, pero no dejan de ser lugares cerrados, además ir en el coche al centro cada día es mas complicado, he desistido de hacerlo.

Intentaremos pasar este otoño e invierno lo mejor que podamos y esperemos mejores tiempos.