Un joven aprendiz comenzó a trabajar en una barbería de su ciudad. Al principio su jefe le mandaba barrer y lavar el pelo a los clientes. Cuando llevaba dos semanas, el joven le dijo a su jefe que le dejara afeitar que ya había visto como lo hacía. Su jefe le dijo que no, que no estaba preparado,
El aprendiz insistía todos los días y su jefe siempre le daba la misma respuesta, pero un día cansado de que le preguntara, le dijo; -- Mira ahí viene un cliente te dejo que le afeites, pero si le haces algún corte te doy un mamporro.
El joven muy contento, después de enjabonar al cliente comenzó con la navaja, pronto llegó el primer corte, su jefe que lo vio le lanzó un puñetazo, el aprendiz se agacho y el cliente recibió un sopapo tremendo.
El aprendiz siguió afeitando al cliente y cada vez que le daba un corte su jefe le lanzaba un puñetazo, el joven que sabía lo que venía, se agachaba y el cliente recibía todos los golpes.
El joven aprendiz ya estaba tan nervioso que sin querer le cortó una oreja al cliente, este enseguida le dijo al aprendiz; -- chaval pisa esa oreja que si la ve tu jefe nos mata a mamporros a los dos.
jajaja, es tragicómico de verdad, un abrazo Matías!
ResponderEliminarMe has hecho sonreir.Saludos
ResponderEliminarAl cliente ahora le llamarán vanGogh y no le hará tanta gracia como a mí. Un abrazo
ResponderEliminarJajajaj que buenooo. Pobre cliente.
ResponderEliminarBuen fin de semana.Ciídate.
Un abrazo
Qué horror. :). Un beso
ResponderEliminarGracia, la que usted "calza caballero", diría el castizo de turno. Pero lo difícil será, creo, volver a encontrar un cliente con la "gracia" del primero.
ResponderEliminarAbrazo Matías.
Uff! No hay duda de que el cliente siempre tiene razón y a veces hasta aguante.
ResponderEliminarSaludos Matías.
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ResponderEliminarPobre cliente!. Y muy comprensivo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Inteligente mirada al humor...
ResponderEliminarQué necesario es, amigo.
Me agradó pasar por tu blog.
Saludos de
Teo.
Pobre cliente... No sé si llegó a salir de allí con vida...
ResponderEliminarJajaja, pobre cliente.
ResponderEliminarFeliz día.
Hola Matias, el pobre cliente aun perdiendo la oreja ayudo al aprendiz, otros se la arman como el jefe:)
ResponderEliminarBesos.