La expresión castiza “de Madrid al
cielo” ya pasó a la historia, hay días que el centro de Madrid mas
bien parece un infierno, la contaminación, los automóviles, los
ruidos, la suciedad y los malos olores se han adueñado del llamado “Madrid
Central” un conjunto de calles del centro histórico que en los últimos tiempos
deja mucho que desear.
No solo son los vehículos los que contaminan, si
miramos hacia los tejados podemos comprobar la gran cantidad de chimeneas
humeantes. Claro está, que los ciudadanos se tienen que calentar, pero no creo
que sea razonable hacerlo a costa de su propia salud y la de todos los
ciudadanos que por ocio u obligación, acudimos al centro de la ciudad.
Según algunos expertos, casi un 20% de la boina contaminante que se instala en Madrid proviene de las calefacciones, es lamentable que en estos tiempos del impulso de energías renovables, aun no se haya solucionado el problema.
Otro problema ha surgido desde que autorizaron los patinetes, bicicletas y otros artilugios
móviles, que con la mayor impunidad circulan por las aceras, algunos
a una velocidad escandalosa. Los patinetes los podemos encontrar en
cualquier lugar, en algunos casos tirados en el suelo.
En definitiva que los residentes y visitantes en
Madrid tenemos probabilidades de sufrir una enfermedad
pulmonar o ser atropellados por los citados velocípedos.
jajaja...Matias, cuanta verdad en este escrito, iremos acomodandonos como podamos.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz finde desde Madrid al cielo.
Muchos, somos demasiados y no hay aire para todos y es que nadie quiere pasar frío, ni ir andando a repartir verduras, ni ducharse con agua fría, no queremos lavar a mano y nos negamos a perder la comodidad adquirida. Abrazos
ResponderEliminarTiene que ser duro tener que vivir en un lugar cómo el que describes, algo se debería de hacer para mejorar esta situación.Saludos
ResponderEliminarIndudablemente lo primero es luchar contra la contaminación, pero no basta con eso. Los vehículos que no contaminan también deber ser controlados, porque entre bicicletas y patinetes campando a sus anchas, los peatones no sabemos por dónde nos pueden venir.
ResponderEliminarUn abrazo.
A lo bueno se acostumbra uno pronto.
ResponderEliminarY los tiempos cambian a mejor aunque a veces nos cueste reconocerlo.
Abrazos.
Pues tienes mucha razón.
ResponderEliminarHay que intentar superarlo.
Con lo lindo que es Madrid!!.
Un abrazo.
Posiblemente es que todo esto ni siquiera tenga ya solución... Es posible, simplemente, que estemos perdidos sin remedio...
ResponderEliminarUn abrazo
En una "Lambretta" que tuve de joven, le puse una pegatina larga y estrecha que ponía ese: De Madrid al cielo.
ResponderEliminarEstá claro que de aquel Madrid del 60 al 72 en que viví allí, va quedando poco. Y de lo que abunda, sobra más de la mitad.
Lo frecuento ocasionalmente pero por la "periferia". Arturo Soria hacia el final, Boadilla del Monte, Cuatro Vientos, etc. Y pocos días.
Y vuelta al valle donde habito, rural y pastoril, en el País Vasco.
Abrazos Matías.
Otro que protesta. Me gusta la mente de Ernesto no protesta nunca
ResponderEliminarHay amigo, así es. Cuanto más grande es una ciudad, más lo sufre. Lo notamos cuando vamos a ver a mi hijo. Y cada vez estamos más motorizados. Doy gracias por vivir en Béjar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hace mucho tiempo que no voy por el centro de Madrid, pues apenas tengo necesidad. Vivo en el extrarradio muy bien, hay poca contaminación, poca gente con la que tropezar, etc,etc.
ResponderEliminarNo se que es peor si los patinetes, bicicletas y teléfonos móviles.
Un abrazo
Te doy toda la razón del mundo. A veces sales a las calles de Madrid y en un momento dado te sorprendes anhelando vivir en una ciudad pequeña o incluso en un pueblo. Me temo que ahora más que nunca de Madrid al cielo, porque más fácil que nunca también o nos morimos de asma o nos matan de un atropello en la propia acera.
ResponderEliminarSAludos.
lindas imágenes no conocía tu blog me gusta como detallas lo importante
ResponderEliminarun abrazo desde Miami