Subió en el ascensor hasta
el décimo piso, era un lujoso ático de la zona mas noble de la ciudad, sabía que allí tenía su ocasión, era la
vivienda del joyero de la calle
Cabaleta. A Jandro le habían dado el soplo que allí guardaba las joyas de mas
valor y mucho dinero en efectivo.
Llamó a la puerta y en unos
segundos abrió Pepe el hijo mayor del joyero, Jandro le puso una gran navaja en
el cuello empujándolo hacia el interior, su padre viendo la escena dijo: ¿qué
ocurre? - por favor no le hagas daño a mi
hijo -
Jandro advirtió al joyero, ¡si no abres la caja fuerte ahora mismo le
rebano el pescuezo a tu hijo¡ rápidamente el joyero se dirigió a la caja fuerte que se encontraba en el
interior de un mueble del salón, una vez
abierta, le dijo - Ya la tienes abierta,
suelta a mi hijo -
Jandro se apresuró para ver
el contenido de la caja, momento que Pepe aprovecho para zafarse de su agresor,
inmediatamente el joyero le sujetó por detrás con toda su fuerza, mientras su
hijo le atizaba en la cabeza con el
reloj de bronce que había sobre la mesa.
Jandro quedó inconsciente,
momento que aprovecharon padre e hijo para atarlo con cuerda fuertemente a una silla.
Llama a la policía, le dijo el joyero a su
hijo, Pepe obedeció al instante.
Jandro que se había
recuperado del golpe, espetó al joyero: si no me dejáis marchar, en cuanto me
suelte el juez volveré, violaré a tu
mujer y después os mataré a los tres.
Hubo un minuto de silencio
hasta que Jandro volvió a insistir, ¡desatarme cabrones¡ ¡mañana cuando venga voy a hacer horrores con vosotros¡.
Padre e hijo se quedaron preocupados
y pensativos, tras unos minutos meditando, el joyero abrió la terraza a la vez
que hacía una seña a su hijo, entre los dos cogieron la silla en volandas
salieron a la terraza y lo lanzaron a la calle.
Diez pisos mas abajo, Jandro
y la silla quedaron destrozados en la calzada a pocos metros del coche policial que llegaba
en ese momento. Los agentes comprobaron que era cadáver, uno de ellos subió a
la vivienda del joyero, este relató al policía lo sucedido, diciéndole que
cuando el ladrón oyó la sirena policial se levantó dando saltos con silla
incluida y se tiró por la terraza.
El policía mirando a los
ojos al joyero le dijo: muy bien, comunicaré así los hechos al juez.
Nada mejor que policía inteligente, hay decisiones que merecen apoyo. Abrazos
ResponderEliminarNo me esperaba el desenlace. Un beso
ResponderEliminarLe estuvo bien empleado al ladrón por amigo de lo ajeno y matón pero no sé yo si el juez se iba a tragar ese "cuento".Saludos
ResponderEliminarUn desenlace inesperado.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Un abrazo.
Pues menudo final sorpresivo, no me lo esperaba.
ResponderEliminarMuy feliz tarde.
La verdad es que tal y como funciona, a veces, la justicia, que permite la entrada y salida de los delincuentes, como si nada, da pie a buscarse la justicia por cuenta propia. Esperemos no tener que llegar nunca a estos extremos, pero como toque de aviso, deberían leer este relato los responsables de que esto ocurra.
ResponderEliminarMe ha gustado tu relato.
Un saludo, Matías.
Es lo que ocurre cuando los ciudadanos no se sienten amparados por las leyes, que en ocasiones se toman la justicia por su mano.
ResponderEliminarUn abrazo.
La justicia por su mano no se puede, pero visto lo que podia pasar, pensaria si el queda vivo, tenemos un futuro muy complicado
ResponderEliminarun abrazo
La verdad es que estamos desamparados, no tienen nada que perder. Siempre me han gustado mucho las armas de fuego, pero nunca las he guardado en casa, porque si las tienes a mano, la usas.
ResponderEliminarUn final muy trágico, pero la situación no dejaba otra alternativa y no lo pensó dos veces.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un buen relato. No se lo que haría en un caso tan extremo, quizá empezaría a dar grititos y no solucionar nada. Creo que el señor actuó bien. Ante la amenaza a un hijo...todo vale.
ResponderEliminarUn abrazo
Donde las dan las toman. Buen relato Matías. Y buena coartada buscaron.
ResponderEliminarBesos.
No lo esperaba:)
ResponderEliminarBien hecho... Un buen relato, amigo
ResponderEliminarNo hay comentario que no valore, o casi, la decisión tomada... Y no cabría negar las dos caras de la moneda que los sustentan son reales.
ResponderEliminarPor un lado la "aparente" impunidad del delincuente, que incluso se atreve a amenazar, seguro del proceso que lo pondrá en la calle al día siguiente. Y por otro lado la "más que aparente indefensión" del ciudadano ante hechos como estos.
Recuerdo el caso de un joven, conocido, que entró a robar en una casa... Descubierto por el dueño, éste le atizó bien ante la resistencia del joven. Después llamó a la policía. Ésta le advirtió que no debió hacerlo pues ahora estaban obligados a presentar el parte correspondiente...
Otra cosa hubiese sido, así le dijeron, que se hubiese "caído" por la ventana y se hubiese muerto al tratar de escapar.
Abrazos Matías.
Muchas gracias por tu comentario en mi blog. Que pases la mejores fiestas del mundo y en compañía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por vuestra visita y comentarios.
ResponderEliminarTe deseo unos días muy felices en estas fiestas que vamos a vivir
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Felices fiestas Matías en compañía de tu familia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Matías, vengo a visitarte y me encuentro con este relato, terminante! y aunque no sea políticamente correcta, adhiero al joyero! Un abrazo y Muy Feliz 2019!
ResponderEliminarOlvidé decirte que no sé cómo ponerme de seguidora!
ResponderEliminarTe deseo un feliz 2019 Matías Que podamos seguir compartiendo y haciendo lo que nos gusta.
ResponderEliminarFeliz Año Nuevo🙋🕊🥂
Un abrazo 🙅〰〰💕