viernes, 12 de mayo de 2017

La avaricia

     En cierta ocasión me comentaba un empresario jubilado, que en la vida había pasado de no tener nada  a tener un patrimonio respetable,  pero  para conseguirlo había hecho cosas de las que no se sentía orgulloso,  además de haber recortado un tiempo precioso a la vida familiar.   
Había llegado a la conclusión, que la riqueza extrema no sirve para nada, decía que tener solamente lo suficiente para vivir sin apreturas era una buena receta para ser feliz. Ya  había dejado sus negocios y estaba apreciando las pequeñas cosas que nunca tuvo, se había dado cuenta que no todo en la vida consiste en hacer fortuna.

La avaricia seguramente es una enfermedad, estamos viendo continuamente como personajes económicamente bien situados, cometen la torpeza de tener que pasar por los tribunales e incluso por la cárcel por la avaricia de amasar grandes fortunas.

También vemos a diario que la corrupción no cesa,  empresarios, políticos y altos funcionarios, personas acomodadas que en la mayoría de los casos tienen jugosos ingresos, se olvidan del refrán  “la avaricia rompe el saco”.

Los mas poderosos con  unos  abogados de élite, buscan los resortes de la justicia para salir airosos o que las penas sean mas livianas,  aún así algunos terminan con sus huesos en la trena,  teniendo tiempo para pensar lo felices que hubieran sido con un poco menos de avaricia.


Cuando la corrupción o malversación  es de dinero privado es algo deplorable, pero cuando son políticos o altos funcionarios del estado, que de una u otra forma malversan el dinero del contribuyente es muy detestable.

3 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo contigo. No creo que la felicidad esté en eso.
    Saludos, Matías.

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  2. La felicidad no está en tener más sino en saber cuando debes de dejar de tener lo que no te corresponde honradamente. Ser honrado teniendo poder es complicado, ver pasar el dinero por delante de tus narices y dejarlo pasar es algo que muchos no saben hacer y luego acaban donde acaban.
    Saludos Matías.
    Puri

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  3. ¡¡¡Con lo bien que vivimos los que tenemos poco!!!

    Con mi casita y el dinero para comprar el pan, ya es suficiente. Por eso vivo feliz.
    Un abrazo

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