Vivimos un tiempo muy distinto al de nuestros antepasados, cuando
había poca información, nuestros abuelos apenas iban a la escuela, no había televisión, ni siquiera radio, sus cerebros se concentraban en el día a día y en la
subsistencia,
Hoy recibimos tal cantidad de información diaria, que nuestro disco
duro tiene que estar rebosando, al menos el mío que ya tengo muchos años.
He pensado alguna vez en formatear —al menos parcialmente— el disco duro que tengo encima de los hombros, porque ya hace tiempo que lo tengo lleno, en una gran parte con estupideces de mis primeros años. Creo que hace unos veinte años que no he podido meter nada nuevo.
ResponderEliminarAunque nos quejamos mucho creo que ya no podemos pasar sin los artilugios esos a los que tu te refieres. Ahora además de enterarnos rápidamente de todo, nos permiten escribir, hablar con nuestros amigos, el caso de nosotros, seguidores unos de otros, en fin, hay que reconocer que son una maravilla.
ResponderEliminarUn abrazo
Dicen que la memoría es selectiva, Matías, espero que la de la mayoría sea también exquisita y se quede sólo con los que nos hace mejores y más felices.
ResponderEliminarHe vivido con un pie allí y desde los 90 aquí. Una de las cosas que más celebro es tener el conocimiento a un clic de mis dedos, buscar documentación en mi juventud era muy pesado, permisos en Bibliotecas, Universidades, fotocopias...
Creo que la tecnología es buena, y depende mucho del uso que le demos.
Como trabajo con el ordenador, cuando salgo a la calle o lo cierro no quiero saber nada de Redes ni mundos virtuales, mi teléfono es de los tontos.
Cuando me voy de vacaciones me desconecto del todo. Y es una gozada.
Un beso,