A la vuelta de las
vacaciones, Nacho nos dijo que no volvería a viajar con la asociación vecinal
de jubilados. Nos comentó que el bus iba
al completo, iban muy contentos pensando en la semana que les esperaba junto al
mar, al rato de salir se dieron cuenta del calor, ya que el aire acondicionado
parecía que no existía.
Nos decía que a mitad del viaje pararon a almorzar en un area de servicio, había varios autobuses y el bar estaba lleno, conseguí pedir un bocadillo de jamón y un vino peleón por 12 euros, con el bocado en la boca volvimos al autobús y continuamos viaje. Dos horas después varios abuelos con la mascarilla bajo la barbilla decían que ya tenían mal cuerpo, que si faltaba mucho, yo también lo tenía de verlos y oírlos.
Ya en el hotel, se dieron cuenta que el mar ni estaba cerca ni se le esperaba, nos dijeron que solo eran 15 minutos andando hasta la playa, lo malo era la vuelta la cuesta era peor que la de enero.
Como las habitaciones eran
dobles me endosaron a Remigio un vecino poco comunicativo de día, pero de noche
roncaba mas que un motor agonizando.
Nacho nos relataba que al día siguiente fue a la playa a las nueve para coger un buen sitio, pero se tuvo que volver por estar la playa parcelada y con el aforo completo, se dirigió al hotel con la intención de darse un baño en la piscina, cuando llego le dijeron que había que pedir hora el día anterior, dando por perdida la mañana de baño decidió dar una vuelta hasta la hora de la comida.
Cuando llegó al comedor había veinte personas esperando ya el segundo turno de comida, cuando entraron el buffet estaba esquilmado, se tuvo que conformar con un poco de arroz, un muslo de pollo reseco y un flan.
Nos contaba que no consiguió bañarse ni un solo día en el mar ya que si iba temprano para coger sitio se quedaba sin desayuno, solo consiguió pasar dos días a la piscina. A la comida iba media hora antes para hacer cola y entrar entre los primeros, la comida le recordaba cuando estuvo en el hospital, insípida y sin sal.
Nos decía Nacho que en el viaje de vuelta solo se veían malas caras y cansancio, con muchas ganas de llegar al dulce hogar, para darse un buen baño y dormir una buena siesta sin los ronquidos descomunales de Remigio.
Las desventuras del pobre Nacho! Padecidas también por el resto del gentío, un abrazo Matías!
ResponderEliminarPobre Nacho que malas vacaciones pasó y al parecer el resto de jubilados también. Se pueden conseguir unas vacaciones estupendas fuera de temporada en cualquier agencia de viajes a precios muy buenos sin tener que acudir a ninguna asociación de jubilados y correr el riesgo de quedar lejos de la playa o que te endilguen a un "Remigio" roncador.Saludos
ResponderEliminarHay que tener cuidado con los viajes organizados. un beso
ResponderEliminarUna de las satisfacciones de viajer es la ilusión con que se retoma el regreso al dulce hogar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si volviera a viajar en algún momento, lo que no haría por nada en estos momentos es compartir habitación. ¿Mascarilla en el autobús - no he cogido uno desde antes de febrero de 2021 - y dormir con otra persona en la misma habitación? un poco incongruente. De momento, tampoco viajo.
ResponderEliminarSaludos, disfrutemos un poco de lo fácil, en la medida que podamos.
podi-.
Sí, tampoco yo me apuntaría a semejante viaje... Si bien cabe deducir dos cosas.
ResponderEliminarLa primera puede ser la poca información habida con los organizadores del evento. Y la segunda, tal vez, el precio de ello.
Y si ya cuentas en el viaje con un "Remigio", es mejor quedarse en casa. Cosa que parece que la mayoría ansiaban en su viaje de vuelta.
Abrazo Matías.
Así por desgracia suelen ser los viajes en grupo. Desayuno en Madrid, parada para pis en Sevilla, comida en Cadiz y diez minutos para pasear por Ceuta. Todo lo demás ya lo has dicho tú.
ResponderEliminarUn saludo Matías.
Hay que ver lo que les pasa a los pobres jubilados. Yo también lo soy, pero no voy a esas excursiones. Como bien dices, prefiero dormir la siesta en mi casita tan ricamente.
ResponderEliminarUn abrazo Matías.
Vaya con el viajecito. No solo a Nacho. A muchos les ha pasado.
ResponderEliminarBuen miércoles Matías.
Un abrazo.
Muy buenas vacaciones, sin duda, las de este hombre... Conmigo, desde luego, que no cuenten para estas aventuras.
ResponderEliminarUn saludo, amigo
Menudas vacaciones!!.
ResponderEliminarEstos viajes organizados suelen conllevar estas cosas.
Una desilusión.
Un abrazo.
Hola Matias.
ResponderEliminarSin tu permiso entré a tu bloc, por que se me abrió la curiosidad de leer al ver el título de la historia
EL VIAJE DE NACHO. Me ha gustado tu redacción.
Pobre hombre. Las vacaciones no las paso muy bien que digamos.
Cuantas cosas se iban poniendo en su camino. Quedándose casi sin comer.
Yo hice viajes muy parecidos y deseando volver a casa por que siempre hay cosas que no salen correctas.
Saludos
Pues vaya vacaciones que tuvo Nacho. A ver si las próximas le salen algo mejor.
ResponderEliminarEl pobre deseando llegar a casa, que se echa de menos estar en ella.
Un abrazo.
Vaya viajecito. Muchas veces pasa eso, ya no un viaje en grupo sino que elijas un hotel que aparenta una cosa y cuando vas es otra, o que vayas en tu coche y te pasa mil peripecias. Y es que como en casa en ninguna parte :))
ResponderEliminarSAludos.
¡Menuda pesadilla de viaje!
ResponderEliminarSalu2.