Hemos asumido
durante mucho tiempo que la prensa era el "cuarto poder". Hoy, con la
irrupción de la prensa digital, la radio y la televisión, ese poder no solo se
ha multiplicado, sino que también se ha radicalizado
al servicio de las directrices ideológicas de cada medio.
Asistimos a diario
a un espectáculo televisivo donde nuevos periodistas y tertulianos, auténticos "bocachanclas" (aun no está en
La parcialidad es
tal que, en algunos programas, el
propio moderador se encarga de censurar a quien argumenta en contra de
los intereses de la cadena. Lo hace cortando la palabra con anuncios
inesperados o cambiando bruscamente de tema con un vídeo.
Cuando se acercan
las elecciones, los tertulianos más sectarios se vuelven aún más extremos, alzando la voz e incluso llegando al
insulto. Es una táctica con la que que, vergonzosamente se expresan con
impunidad algunos políticos en los
propios parlamentos.